La colección más extravagante de una diseñadora nacional (después de la de Verónica Zapata, obviamente) fue la de Elva Nagashiro.
Con excesivas incrustaciones, cada pieza se veía en extremo sobrecargada.
Si bien, en los minivestidos se veía bien este exceso, sumado a la combinación de texturas.
En los trajes de más de una pieza ya no conseguían el mismo efecto, incluso el vestido rojo con incrustaciones y animal print se ve muy excesivo.
Los vestidos largos, en su mayoría, apegados al cuerpo, no me hicieron sentir absolutamente nada. No hubo uno solo que me deslumbre.
Los más sobrecargados me parecieron espantosos, aunque, tal vez sean dignos para una reina de carnaval.
Ni la increíble figura de Davinia Fernández y las demás magníficas, pudo hacer ver bien esta colección.
Fue un desaire muy grande, para todos aquellos que esperábamos una tendencia buena de moda.
Con excesivas incrustaciones, cada pieza se veía en extremo sobrecargada.
Si bien, en los minivestidos se veía bien este exceso, sumado a la combinación de texturas.
En los trajes de más de una pieza ya no conseguían el mismo efecto, incluso el vestido rojo con incrustaciones y animal print se ve muy excesivo.
Los vestidos largos, en su mayoría, apegados al cuerpo, no me hicieron sentir absolutamente nada. No hubo uno solo que me deslumbre.
Los más sobrecargados me parecieron espantosos, aunque, tal vez sean dignos para una reina de carnaval.
Ni la increíble figura de Davinia Fernández y las demás magníficas, pudo hacer ver bien esta colección.
Fue un desaire muy grande, para todos aquellos que esperábamos una tendencia buena de moda.
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